Para tí, que tienes la luna entre tus brazos para iluminar mis noches.
Los sollozos hacen que despierte.
Lágrimas de dolor se derraman. Sé que debe ser así, el alejamiento permanente provoca dolor, más aún las recónditas palabras que de los labios no salieron cuando el corazón latía.
El momento del adiós es inesperado e indeseable, pero cuando el llanto de nacida me hace parte del existir, lo único que sé con absoluta certeza es que algun día me iré.
El cielo se hará lo sufucientemente grande y azul para cobijar nuestro encuentro, para que en ese abrazo estrechado sepas todo lo que no dije cuando estabas aquí, el que sin palabras dirá el dolor de tu partida y entregará con frenesí la alegría de sentir tu presencia nuevamente junto a mí.
Nunca un escrito se haría suficiente, no sé como hacer un jazz...
Pero si sé como escribirte un TE QUIERO ABUELO.
Los sollozos hacen que despierte.
Lágrimas de dolor se derraman. Sé que debe ser así, el alejamiento permanente provoca dolor, más aún las recónditas palabras que de los labios no salieron cuando el corazón latía.
El momento del adiós es inesperado e indeseable, pero cuando el llanto de nacida me hace parte del existir, lo único que sé con absoluta certeza es que algun día me iré.
El cielo se hará lo sufucientemente grande y azul para cobijar nuestro encuentro, para que en ese abrazo estrechado sepas todo lo que no dije cuando estabas aquí, el que sin palabras dirá el dolor de tu partida y entregará con frenesí la alegría de sentir tu presencia nuevamente junto a mí.
Nunca un escrito se haría suficiente, no sé como hacer un jazz...
Pero si sé como escribirte un TE QUIERO ABUELO.
Panchi*.