viernes, 19 de diciembre de 2008


Para el que sepa como sabe
un trago de angustias.



Desvelando madrugadas
Día tras día
Llamando en desesperados gritos “salvación”…
Que ya no puedo con tanta modernidad
Que me canso diariamente de ver siempre el cielo tan azul
De saber que por realidades no será violeta o verde
Tal vez en pinturas, tal vez en sueños
Todo tiene un color que lo identifica
Todo tiene un marco social
Y se dirigen las vidas inconscientemente
Están los estereotipos
Un concepto de belleza arraigado fuertemente
Siendo que esta misma fue es y será absolutamente subjetiva.

Y me canso otra vez
De que la noche venga después del día
De que el sol y la luna jamás se encuentren
De que sean eternamente un amor no correspondido
Siendo que son complemento perfecto:
Vitalidad y quietud.

Y me agota que las aguas tormentosas no sean navegables
¿Por qué nadie puede con la tormenta?
Porque un mar dócil siempre será lo optimo al humano
Porque siempre hay elogios para lo paradisíaco
Porque es difícil encontrar hermosura en complejidades.

Me molesto con el viento
Que vive susurrando y mofándose de todos
Porque es libre, libre, libre
Porque acaricia todo, incluso lo no permitido
Porque vive en toda la inmensidad tierra
Ve maravillas que nadie ve
Vuela sin alas, sin humo.

lunes, 18 de febrero de 2008

Rápido, un poco antes de llorar




La esencia de aromas cálidos revive la pasión prontamente rezagada y almacenada en tiempos de ausencia. Nada más basta una sonrisa para saber que vivo, que vivo más que ayer, con un día más en el cuerpo, un día de sueños y de llantos por qué no decirlo.
Desde ciertos tiempos los llantos son más intensos y esa presión que radica en el pecho ahoga y duele más que antes.
Es parte de saber que vivo, que siento como cualquier dama amante de las artes debe sentir.
Esas emociones, esa alegría pasionaria permanente y esporádica da impulso a la creación de los más bellos acordes, como también sabe traer las más hondas tristezas.
Soñar y soñar; armar una utopía que de fragmentos de felicidad es el ideal más inesperado, el que trae la dicha al alma novel que no sabe más que melodías lejanas pero también cercanas.
Como encontrarlo y no creer que se derrumban los sueños y la vitalidad de la misma juventud.
Como hallar la fuente de sueños en cuya profundidad podría nadar en libertad, sin pensar jamás en banalidades modernas, o encontrar la famosa flor que no sabe ser marchita.
En fin; cómo olvidar lo que ya es tan parte de la vida, los días , horas, minutos y segundos, si ahí en cada despertar o en el propio momento cuando las estrellas se desparraman en la inmensidad del cielo nocturno están y cuando los ojos se cierran pretendiendo encontrar la quietud del descanso también están.
Es tan difícil como lo que creo ya imposible, como vivir ese otoño tan propio o el recordado invierno sin que los ojos se humedezcan por aguas de pena.
Porque es peor que vivir umbría, porque esa es la claridad que alumbra cuando todo no es nada más que la más pura tiniebla, porque es sencillamente imposible.
No se puede, no.